domingo, 25 de febrero de 2007

Parte IV: ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA OPOSICIÓN A LA GRACIA DE DIOS

Las obras de la gracia de Dios vs. las obras del hombre

En el libro del Génesis, en el pasaje que relata los primeros acontecimientos luego del pecado de Adán, vemos que cuando Adán y Eva se vieron desnudos, buscaron cubrirse delante de Dios, y trabajaron y se hicieron delantales con hojas de higuera. Pero su obra era insuficiente para cubrirlos delante de Dios, por eso Dios les hizo túnicas de pieles para vestirlos. (Génesis 3:7;21) Este hecho es un claro ejemplo de la incapacidad del hombre para librarse del pecado y justificarse por si mismo; como así también de la consecuente necesidad de ser librado por la amorosa obra de Dios.
Sea por pudor, sea por temor y desconfianza, sea por vanagloria y arrogancia, desde la caída Adán, la naturaleza humana vive tratando de cubrirse delante de Dios, pero nunca lo lograra. Solo Dios puede vestirnos de Justicia y librarnos del pecado.

Sin embargo y a pesar de la enseñanza de Dios, los hombres casi en su totalidad prefirieron el camino de la descarriada naturaleza humana. Para eso inventaron leyes que pudieran cumplir, a fin de calmar sus conciencias y sentirse justos.
Por esta razón Dios les dio una ley donde Él exponía el verdadero estándar de vida que era necesario para alcanzar por obras la justicia.
Por eso Moisés, inspirado por Dios, dijo referente a la ley:

Romanos 10:5
Moisés, haciendo referencia a la justicia que se obtiene por la ley, dijo: "El que cumpla cabalmente las disposiciones de la ley, podrá ser salvo"
.

¿Quiere decir esto que entonces los hombres verdaderamente podían y aun pueden alcanzar la justicia por medio de las obras de la ley?. No.
Si eso fuera posible, el mensaje bíblico entraría en una grave contradicción y la Biblia entera se caería en pedazos.
Lo que sucede es que a causa de la dureza del corazón de los hombres para aceptar su condición de pecado e incapacidad, Dios les tuvo que proponer cumplir una ley (que obviamente ellos no podían cumplir a causa de su condición), con el objeto de convencerlos por las mismas obras, del pecado y la imperiosa necesidad de aceptar el venir a Él para ser cubiertos por su gracia.

Veamos esto en los siguientes pasajes.

Gálatas 3:19
“Entonces, ¿por qué la Ley? Fue añadida para poner de manifiesto las transgresiones, hasta que llegara la descendencia a quien se había hecho la promesa;...”


Romanos 3:20
Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado
.

Gálatas 3:24
Así que
la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe.
Gálatas 3:25
Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sujetos al guía.
Gálatas 3:26
Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús,

Gálatas 3:11
Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque "el justo por la fe vivirá".

Romanos 3:28
Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley
.

Así, el verdadero cristianismo no es aprender y practicar un montón de leyes, normas y preceptos para educar la carne, el hombre exterior, o tener una buena conducta social. Mucho de eso se puede aprender sin ninguna intervención de Dios en cualquier liceo militar, en algunas escuelas y universidades, o algún curso de autoayuda.
El verdadero cristianismo esta en aceptar la vestidura de justicia que Dios en su amor y gracia a preparado para todos los hombres a través de la obra de Jesucristo. Por eso el verdadero cristianismo no se origina en lo que el hombre hace, sino lo que Dios hace por y en el hombre.
El evangelio, nos ayuda a comprender lo infructuoso de seguir tejiendo hojas de higuera para tapar nuestra desnudes, y el provecho de dejarnos vestir por Dios.
Claramente en el aceptar la gracia de Dios esta el verdadero provecho, ya que por toda la escritura se nos testifica que en esa fe esta la justicia, la salvación y el objetivo final de todas estas cosas que es
la vida.
Sea solo en un individuo o en toda una congregación, la vida que proviene de Dios correrá solo si en primer lugar esta la fe en su amor y su gracia en el Señor Jesucristo.
Por eso el tema de aceptar o rechazar esta gracia no es un tema más, es el tema crucial que nos presenta la Biblia. El amor de Dios y su necesaria gracia es el punto central del mensaje bíblico, a la luz del cual, cada hombre es instado a examinar y establecer sus creencias, porque claramente se nos esta advirtiendo que lo que esta en juego es, tanto el recibir como también el manifestar la vida que proviene de Dios; porque claramente dice:
“porque el justo por la fe vivira”

Gálatas 3:1
¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente?
Gálatas 3:2
Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje?
Gálatas 3:3
¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu,
¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos?
Gálatas 3:5
Al darles Dios su Espíritu y hacer milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el
mensaje?

Cuando la gracia de Dios en Jesucristo es presentada, seguir creyendo y buscando ser aceptados por Dios a razón de nuestras propias obras o mérito, es seguir el camino opuesto, es decir, un camino que no acerca sino aleja de Dios y sus bendiciones.

Romanos 9:30
¿Qué concluiremos? Pues que los gentiles, que no buscaban la justicia, la han alcanzado. Me refiero a la justicia que es por la fe.
Romanos 9:31
En cambio Israel, que
iba en busca de una ley que le diera justicia, no ha alcanzado esa justicia.
Romanos 9:32
¿Por qué no? Porque no la buscaron mediante la fe sino mediante las obras, como si fuera posible alcanzarla así. Por eso tropezaron con la "piedra de tropiezo"
(la cual es Jesucristo)
,
Romanos 9:33
como está escrito: "Miren que pongo en Sion una piedra de tropiezo y una roca que hace caer; pero el que confíe en él no será defraudado."
Romanos 10:1
Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por los israelitas, es que lleguen a ser salvos.
Romanos 10:2
Puedo declarar en favor de ellos que muestran celo por Dios,
pero su celo no se basa en el conocimiento.
Romanos 10:3
No conociendo la justicia que proviene de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.

El único camino a Dios es el que Él ha abierto a través de la obra de Jesucristo, y que por su gracia invita a todos los hombres a caminar.
Por consiguiente la única forma de ir a Dios es reconociendo la propia incapacidad y aceptando este regalo de Dios.
Erramos gravemente cuando despreciamos, o nos olvidamos de la gracia de Dios y buscamos nuestro propio camino.

Si bien el pasaje recientemente considerado, hace referencia a aquellos que todavía no han recibido a Cristo, el buscar justificarse por la propia obra delante de Dios viene pegado a la naturaleza humana desde el día en que Adán pecando se alejo de Dios. De allí que en todos existe cierto grado de resistencia “natural” a la gracia de Dios. Por eso también, los que ya hemos creído en Jesucristo, debemos seguir alimentándonos de el evangelio, para vencer la vieja naturaleza en nuestros corazones. El problema es que en las mayorías de las iglesias no solo no se combate la doctrina de la propia justificación, sino que se la promueve. Por esa razón a gran parte de la familia cristiana le pasa como a los israelitas por los que Pablo estaba tan preocupado en el pasaje en cuestión.
Cuando el evangelio no es predicado ni profundizado abundantemente, y tanto más cuando se abandona totalmente, muchos cristianos seguirán (en la practica) alejados de la vida y los grandes beneficios de Dios.
Cuando el evangelio no ocupa un lugar central en la vida del hijo de Dios, o en la congregación, las cosas se ponen muy mal.
Algunos casi no le dan ningún lugar a la gracia de Dios y viven como si todavía estuviesen en pecado, procurando ganarse el cielo por medio de sus buenas obras. Otros no creen que sea suficiente la sola creencia, y no teniendo plena confianza en el evangelio están siempre incorporado a la gracia alguna obra para compensar. También están los que bien aceptan la gracia para renacer, ser salvos, pero de ahí en más, el poder presentarse ante el Dios depende de los méritos que uno vaya sumando, pensando que cuanto mayor sea el mérito, más los amará Dios y más responderá sus oraciones. Otros simplemente se olvidan de donde y de que manera fueron salvados (el apóstol Pablo siempre lo tuvo presente –ver 2 Timoteo 1:13-15). No negamos el genuino fervor por Dios de muchos de estos hermanos, solo estamos diciendo que (como en el pasaje leído) ese fervor no se ajusta al conocimiento exacto de la gracia de Dios, porque la Biblia dice:

Hebreos 10:14
Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.
Hebreos 10:15
También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello. Primero dice:
Hebreos 10:16
"Éste es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su corazón, y las escribiré en su mente."
Hebreos 10:17
Después añade: "Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades."
Hebreos 10:18
Y cuando éstos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado.


Por eso, al no ver (ya sea por ignorancia o por incredulidad) a Jesucristo como completo y eterno salvador, en la práctica se sigue viviendo bajo el peso de una conciencia aún sujeta a pecado, limitando los beneficios y el poder de Dios en la propia vida.
Además, cuando la doctrina de la propia justificación prevalece sobre la gracia de Dios, en una medida u otra, surgen sentimientos de miedo, incertidumbre, condenación (propia o ajena), celos, envidias, jactancia, vanagloria, contienda, juicios errados y nocivos, todas cosas que producen violencia sobre violencia, además de favorecer la aparición de “señores” sobre el pueblo de Dios, que por sus autoproclamadas buenas obras, lucen muy piadosos pero no hacen otra cosas que desviar del camino de Dios a quienes son por ellos seducidos. Por eso desconocer la gracia de Dios en Jesucristo o desecharla es el camino opuesto al que Jesucristo nos abrió; uno comienza de buen corazón buscando estar más cerca de Dios pero solo se va introduciendo en la oscuridad de la naturaleza humana. (para verificar el basamento de estas ultimas consideraciones sugiero analizar la epístola a los Gálatas).

Contrariamente, no hay mejor camino para el alma que aceptar con todo el corazón la gracia de Dios en Jesucristo para perdonar nuestros pecados y darnos salvación eterna.

Romanos 4:4
Al que trabaja no se le da el salario como si fuera un regalo, sino como una deuda que ha de satisfacerse.
Romanos 4:5
En cambio, lo que recibe el que no trabaja es un regalo; y precisamente este es el caso de aquel que, sin poder alegar mérito alguno, ha creído en Dios, que declara justo al pecador y le cuenta la fe por justicia.
Romanos 4:6
Por eso, el rey David describe la felicidad del que, sin haber hecho nada que lo merezca, Dios le atribuye justicia:
Romanos 4:7
"¡Benditos aquellos a quienes
Dios perdona sus maldades
y pasa por alto sus pecados!
Romanos 4:8
¡Bendito aquel a quien el
Señor no inculpa de pecado!"


Ahora volvamos a leer Romanos 9:31-32

Romanos 9:31
En cambio Israel, que iba en busca de una ley que le diera justicia, no ha alcanzado esa justicia.
Romanos 9:32
¿Por qué no? Porque no la buscaron mediante la fe sino mediante las obras, como si fuera posible alcanzarla así...”

Es interesante, muchas veces el cristiano es deslumbrado por las buenas obras, por el mucho “trabajo para el Señor”, sin embargo aquí dice que no todo trabajo viene de fe, es decir (por contexto) de lo que produce aceptar en el corazón la gracia de Dios en Cristo. La falta de entendimiento adecuado de la gracia de Dios también produce obras, trabajo. Pero estas obras aunque externamente coincidan con la palabra de Dios, no son manifestación de fe, ni de espiritualidad, ni del amor de Dios.
¿Tengo algún problema personal con las obras?¿Estoy es contra de las obras? No; rotundamente no.
La Biblia dice:

Efesios 2:10
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.

Estoy en todo a favor de la invitación de Dios andar en las buenas obras que Él preparo de antemano. Solo estoy tratando de remarcar la diferencia entre las obras infructuosas de la naturaleza humana, y las obras del amor y de la fe que produce la gracia de Dios en el corazón de quien la recibe y no siendo olvidadizo, en ella persevera. Por supuesto que no estoy buscando menospreciar el honesto trabajo de muchos hermanos, solo busco colaborar para que dicho trabajo produzca la abundancia de fruto que Dios desea disfrutemos todos los que en Él buscamos.

Siempre hay objeciones al insistir con el evangelio. Una de las objeciones que se hace a la prédica del evangelio como verdadero poder salvador y regenerador del hombre, antes y por encima del supuesto poder de los mandamientos puestos para regular la conducta humana, es que estamos difundiendo un peligroso permiso para pecar, o que estamos conduciendo a la holgazanería espiritual y al libertinaje.
Sé que muchos desconfían de que solo el evangelio tenga suficiente poder para regenerar el corazón del hombre y propulsarlo a vivir en la voluntad de Dios.

Frente a esos sentimientos y pensamientos de miedo, duda y desconfianza en cuanto a las verdades y el poder regenerador del evangelio; como así también aquellos sentimientos y pensamientos de pudor; o aquellos de arrogancia; e incluso aquellos que hacen que se tome la gracia en vano, hablando de ella pero usándola como razón para justificar la holgazanería y el libertinaje; frente a todos estos sentimientos y pensamientos con que la vieja naturaleza nos induce a resistir la gracia de Dios: existe una enseñanza muy clara y terminante del Señor Jesucristo con respecto a todas estas cuestiones., y yo confío que ella alumbrará el entendimiento y sanará el corazón.

Vamos a comenzar viendo lo que el maestro empezó a enseñar tomando como base el ministerio de Juan el Bautista.

Lucas 7:24
Cuando se fueron los enviados, Jesús comenzó a hablarle a la multitud acerca de Juan: "¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
Lucas 7:25
Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que se visten ostentosamente y llevan una vida de lujo están en los palacios reales.
Lucas 7:26
Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y más que profeta.
Lucas 7:27
Éste es de quien está escrito: "'Mira, voy a enviar a mi mensajero delante de ti, el cual preparará el camino.'*
Lucas 7:28
Les digo que entre los mortales no ha habido nadie más grande que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él."

Juan fue un gran profeta de Dios, Juan fue el último profeta del Antiguo Testamento, el último en preparar a la gente para aquel que traía el perdón de pecados y la salvación por gracias de Dios. ¿Qué fue lo que Jesucristo quería que entendiésemos cuando dijo: “el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él."?
Obviamente Jesús no estaba desmereciendo a Juan (él dijo que “entre los mortales no ha habido nadie más grande que él”) Jesús no hizo un contraste entre Juan como creyente, con cristianos particulares, sino entre la vida antes de Cristo, con la vida que recibirían los que (por aceptar la Justificación dada gratuitamente por Dios a través de Jesucristo), pasarían a ser parte del reino de Dios. Él estaba enseñando que en términos de salvación los creyentes que vinieran con posterioridad a su obra salvadora, estarían en mejor posición que los creyentes que estuvieron antes de que dicha obra fuese concretada. Por una cuestión de lo que estaba disponible obtener antes de Cristo con lo que está después de su obra, Juan debe esperar a la resurrección para ser salvo, nosotros ya lo somos y podemos hoy aprovecharnos de ello.

Lucas 7:29
Al oír esto, todo el pueblo, incluso los recaudadores de impuestos, reconocieron que el camino de Dios era justo, y fueron bautizados por Juan.
Lucas 7:30
Pero los fariseos y los expertos en la ley no se hicieron bautizar por Juan, rechazando así el propósito de Dios respecto a ellos
.

Como dijimos unos renglones más arriba, Juan había sido enviado a anunciar y preparar el camino para la inmediata llegada de aquel que traía la abundancia de la gracia de Dios (el regalo de Dios), la justicia de Dios (el perdón de pecados), y el poder de una nueva vida. Los que entendieron ésta perspectiva del ministerio de Juan, y su importancia dentro de los planes de Dios para salvar a los hombres, oyeron el mensaje de Juan y se arrepintieron. Entre éstos estaban gente del vulgo y los recaudadores de impuestos (quienes encarnaban la maldad en las mentes de muchos).
En contraste, los líderes religiosos rechazaron sus palabras. Ellos preferían ganar el perdón por sus propios méritos es decir: su propia justicia. De ese modo ellos rechazaron el buen plan de Dios para con ellos.

Ahora bien, cierto día luego de éstas cosas, Jesucristo fue invitado a cenar por un fariseo llamado Simón. Éste hombre como la mayoría de su clase, se pensaba justo a causa de sus propios méritos, tanto que menospreciaba a otros, e incluso no estimaba lo suficiente al Señor.
Veamos lo que sucedió en aquella cena y la gran enseñanza que Jesucristo pronunció allí.

Lucas 7:36
Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa.
Lucas 7:37
Ahora bien, vivía en aquel pueblo una mujer que tenía fama de pecadora. Cuando ella se enteró de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume.
Lucas 7:38
Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y se los ungía con el perfume.
Lucas 7:39
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: "Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la que lo está tocando, y qué clase de mujer es: una pecadora."
Lucas 7:40
Entonces Jesús le dijo a manera de respuesta: --Simón, tengo algo que decirte. --Dime, Maestro --respondió.
Lucas 7:41
--Dos hombres le debían dinero a cierto prestamista. Uno le debía quinientas monedas de plata, y el otro cincuenta.
Lucas 7:42
Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien, ¿cuál de los dos lo amará más?
Lucas 7:43 -
-Supongo que aquel a quien más le perdonó --contestó Simón. --Has juzgado bien --le dijo Jesús.
Lucas 7:44
Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón: --¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.
Lucas7:45
Tú no me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies.
Lucas 7:46
Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume.
Lucas 7:47
Por esto te digo: si ella ha amado mucho, es que sus muchos pecados le han sido perdonados. Pero a quien poco se le perdona, poco ama.
Lucas 7:48
Entonces le dijo Jesús a ella: --Tus pecados quedan perdonados.
Lucas 7:49
Los otros invitados comenzaron a decir entre sí: "¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?"
Lucas 7:50
--Tu fe te ha salvado --le dijo Jesús a la mujer--; vete en
paz.

En la parábola presentada por el Señor Jesucristo entre los versículos 40 y 42, los dos deudores incapacitados de saldar su deuda y por ende necesitados de la gracia del perdón del prestamista, representan la condición pecadora de todos los hombres y la consecuente necesidad de que Dios en su gracia les otorgue el perdón de pecado.
Así, en su parábola Jesús dejó en claro que todos estamos en deuda con Dios y que no podemos pagar debido a que estamos en, (por así decirlo) bancarrota espiritual. Solo Dios puede perdonar la deuda, y Jesucristo es el medio por el cual Él lo ha hecho.

El contexto de esta enseñanza de Jesucristo, demuestra que la diferencia en las dos deudas (500 monedas de plata vs. 50 monedas de plata), no representan la cantidad de pecado, sino el nivel de darse cuenta de la culpa. En el único lugar donde Simón debía menos que la mujer pecadora era en su propia consideración. La mujer sabía que era culpable de haber pecado contra Dios, pero Simón no se sentía pecador. Él se creía lo suficientemente bueno coma para necesitar la gracia de Dios. Si pensemos que aun el mismo Señor, cuando en cierta ocasión fue calificado como “bueno” dijo: - “no hay bueno sino uno; Dios”-; confío que entenderemos cuan equivocado estaba Simón.

Es muy probable que a la luz de la sola lectura de este pasaje del evangelio de Lucas, haya servido para aclarar muchas de nuestras inquietudes con respecto al poder regenerador del evangelio de la gracia de Dios en Jesucristo, pero por si es que todavía quedan dudas sobre este poder; si todavía quedan dudas de su poder para propulsar a la verdadera vida cristiana, volvamos a leer la parábola y detengámonos a considerar la pregunta con la que el Señor concluye dicha parábola.

Lucas 7:40
Entonces Jesús le dijo a manera de respuesta: --Simón, tengo algo que decirte. --Dime, Maestro --respondió.
Lucas 7:41
--Dos hombres le debían dinero a cierto prestamista. Uno le debía quinientas monedas de plata, y el otro cincuenta.
Lucas 7:42
Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien,
¿cuál de los dos lo amará más?

¿Por qué Jesucristo le presento esta parábola y le planteo esta pregunta a Simón?
Primero notemos que él lo hizo “a manera de respuesta” porque el Señor veía en Simón la dureza su corazón para aceptar la gracia de Dios.
“...¿Cuál de los dos lo amará más?”
¿Por qué Jesucristo le llamo la atención hacia el amor?
Por que Jesucristo sabía sobradamente que en la ley dada a Moisés (que los religiosos procuraban cumplir o decían cumplir buscando la auto justificación) el primer y más grande mandamiento, la primera y mas grande obra es "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente".

Mateo 22:36
Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley de Moisés?
Mateo 22:37
Jesús le respondió:
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente".
Mateo 22:38
Este mandamiento es el primero y más importante;
Mateo 22:39
y el segundo le es semejante:
"Amarás a tu prójimo como te amas a ti mismo".
Mateo 22:40
De estos dos mandamientos depende toda la ley mosaica y lo dicho por los profetas
.

De amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente, se desprende el amor al prójimo y de esto depende todas las demás obras de la ley.
En concordancia, el apóstol Pablo declaro: “...Así que el amor es el cumplimiento de la ley” (Romanos 13:10)

Si el amor a Dios es lo que origina toda obra genuina y aprobada por Dios; ¿cuál es el camino para tener ese grado de amor?
Según lo que enseñó el señor Jesucristo (releer Lucas 7:47) la mujer pecadora amo mucho solo porque reconoció que sus muchos pecados le habían sido perdonados, pero el que no lo reconoce ama poco. Recordemos lo que dice 1 Juan 4

1 Juan 4:19
Nosotros amamos a Dios porque Él nos amó primero.


Ese es el camino. Es al darnos cuenta del profundo amor de Dios por nosotros, que nosotros somos movidos al amor. Amar a Dios no es una obra que debemos hacer para Dios, sino una consecuencia de habernos dado cuenta de lo que Dios ya ha hecho, hace y aun hará por nosotros por nosotros al habernos perdonado. En todo caso la obra a hacer seria procurar con diligencia conocer el amor que Dios nos tiene, y perseverar en ello.
Cuando el amor de Dios es recibido y atesorado, produce amor y el amor activa la fe; luego ese amor y esa fe producen obras. Claramente podemos ver en el pasaje leído que la mujer no cesaba de servir a Jesucristo quien era el portador de la gracia y el perdón de Dios, en cambio Simón, que no reconocía la necesidad de ser perdonado y que por ende no se percato debidamente del amor de Dios, amó poco y aunque seguramente podría argumentar buenas obras, con ninguna de ellas servía al Señor.

El final del relato también encierra una gran lección pues nos dice que el resultado final para la mujer fue que ella se fue en paz
¿No es éste un buen camino?.

Cuando el amor y la gracia de Dios en Jesucristo mora y gobierna en el corazón, el nuestro amor desborda como reacción natural. El amor por Dios, por el Señor Jesucristo, por uno mismo, y por los demás.
La enseñanza es que: solo en la medida en que reconocemos la profundidad del pecado del que fuimos librados, reconoceremos y valoraremos adecuadamente el amor la gracia de Dios, y entonces el amor nos desbordará, creeremos, obraremos fructíferamente y andaremos en paz.
De allí la importancia de nutrirse cada dia con el evangelio, profundizando en sus verdades e implicancias; además de predicarlo con abundancia.
Fuimos aceptados por Dios y aun hoy lo somos y lo seremos para siempre solo por la gracia de Dios en Jesucristo.
Como dice la Biblia “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. No hay pues razón para que alguien tenga pudor delante de Él, y continué “cociendo hojas de higuera”. Y tampoco hay lugar para que alguien se jacte y menosprecie a otros, todos necesitamos la gracia de Dios por igual, y en su amor Él ya la ha hecho disponible en el señor Jesucristo..
No es esta gracia, la única que debemos reconocer y aceptar en nuestro corazón, pero si no reconocemos esta gracia de Dios en Jesucristo, difícilmente reconoceremos las demás.
El apóstol Pablo fue un claro ejemplo de lo que esta gracia de Dios hace en la vida de un hombre cuando la conoce, la acepta, y persevera en ella.

1 Corintios 15:10
Pero lo que ahora soy, lo soy por la gracia de Dios, una gracia que no ha resultado en vano, porque he trabajado más que todos ellos, si bien es cierto que no soy yo el que ha hecho la obra, sino la misma gracia de Dios que ha estado conmigo
.

La gracia no solo fue el origen de la salvación de Pablo, sino que también fue el origen de su magnifico y poderoso andar.
Él fue lo que fue y anduvo como anduvo porque aprendió a vivir según la gracia de Dios.

El hombre fue, pensado, forjado y creado en el contexto de la gracia de Dios, y para vivir nutrido de ella. Aunque el hombre es libre de rechazar la gracia de Dios, es por diseño, dependiente de la provisión gratuita de Dios. Así todo hombre vive por gracia de Dios, lo crea o no lo crea. Pero desde Adán hasta aquí, las mejores y más hermosas vida, fueron las de aquellos hombres y mujeres que concientes de su necesidad tomaron la decisión de buscar y confiar en toda gracia de Dios antes que en sus propios meritos. Ya sea para la salvación eterna, como para la vida de cada día.

Jeremías 17:5
Así dice el Señor: Maldito
(no porque Dios lo maldiga sino por la condición en que se encuentra)
el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del Señor se aparta su corazón.
Jeremías 17:6
Será como arbusto en el yermo y no verá el bien cuando venga; habitará en pedregales en el desierto, tierra salada y sin habitantes.
Jeremías 17:7
Bendito es el hombre que confía en el Señor, cuya confianza es el Señor.
Jeremías 17:8
Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto.

Los siguientes versículos hablan por si solo de cual es la importancia de la gracia de Dios en Jesucristo, y cual es el consejo que se nos da respecto a ella.

Hebreos 13:9
No se dejen llevar por ninguna clase de enseñanzas extrañas.
Conviene que el corazón sea fortalecido por la gracia,
2 Pedro 3:18
Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén
Hechos 13:43
Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos fieles acompañaron a Pablo y a Bernabé, los cuales en su conversación con ellos
les instaron a perseverar en la gracia de Dios.
2 Timoteo 2:1
Tú, pues, hijo mío, mantente fuerte en la gracia de Cristo Jesús;


Hebreos 4:16
Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
Responsable de publicación: A.A.B
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Notas

Nota 1:
Aunque algunas consideraciones están escritas desde el punto de vista de un observador ajeno a las experiencias comentadas, no se debería suponer por eso que el que escribe esta necesariamente fuera de dichas consideraciones.
Nota 2:
Para evitar malos entendidos, aconsejo no inferir aquellas cosas que no digo explícitamente o cosas que no resulten ser una conclusión evidente de lo expresado.

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A.A.B